jueves, 15 de marzo de 2012

El vampiro de Londres

Mas bien debería hablar del falso vampiro, como comprenderéis cuando leáis el artículo. El caso del que trato tuvo lugar en Londres en el año 1949 . A principios de ese año desapareció una mujer de 69 años que se alojaba en un hotel de la city y que al parecer gozaba de una gran fortuna , era la señora Constance Lane. Una amiga suya que también residía en dicho hotel fue quien la echó en falta y desde el principio se temió lo peor. La señora Olive Durand alertó a los dueños del hotel que inmediatamente comprobaron que su cuarto estaba en orden. La señora Olive sospecho de otro residente del hotel, John George Haigh con quien había visto hablar en varias ocasiones a su amiga desaparecida. También había intuido una atracción de su amiga hacia este huésped y se había hecho notar a su amiga la diferencia de edad. Recordó así mismo que unos días antes de su desaparición su amiga le había dicho que pensaba emprender un negocio a medias con Haigh el cual decía trabajar como directivo de una empresa. El día de la desaparición había quedado en reunirse con Haigh para ir a la empresa en la q ue Haigh trabajaba y recordaba que salió con un valioso abrigo de pieles y algunas lujosas joyas.

Haigh cuando le preguntaron dijo que la señora Constance no había acudido a la cita y se ofreció a ir a la policía para denunciar la desaparición. Ya en la comisaria enseguida salieron a relucir el pasado delictivo de Haigh que había sido condenado en 1937 por extorsión y hurto . Al mismo tiempo debía dinero en el hotel y había intentado pagar con un cheque sin fondos por lo cual se le había amenazado con desalojarle y denunciarle si no pagaba la deuda. Por último en la visita a la empresa en la que decía trabajar como gerente resultó que solo le conocían de haber realizado algún trabajo para la misma , pero que no ocupaba ningún puesto directivo. Por sus trabajos se le había permitido usar un almacén para realizar experimentos industriales, y precisamente unos días antes de la desaparición había pedido la llave del almacén.

El circulo se iba cerrando en torno a Haigh. La policía visito el almacén en cuestión y allí encontró unos bidones con lo que parecía ácido corrosivo, un delantal y unos guantes de goma. En la inspección del almacén se descubrió un recibo de un abrigo llevado a la tintorería para limpiarlo (que resulto ser el de la mujer desaparecida), una pistola que había sido recientemente utilizada y los restos de un bolso entre el ácido. Por si eso no era suficiente un joyero informo de la reciente adquisición de unas joyas que también resultaron ser de la desaparecida.

Ante pruebas tan abrumadoras Haigh dijo en el interrogatorio que no sabia nada, que solo era responsable del robo del abrigo y las joyas. Hasta que en un momento dado y ante la insistencia de la policía pregunto que podía esperar si le declaraban perturbado. Al parecer su mente ya empezaba a maquinar alguna posibilidad de escapar con vida de la segura condena. A partir de este momento empezó a mantener que la había matado para beberse su sangre ya que sufría un impulso irrefrenable de beber sangre, y que había destruido los restos con ácido corrosivo por lo que nunca encontrarían el cadaver.Lo cierto es que encontraron unas piezas dentales que coincidían con la desaparecida.

Pero las sorpresas no acabaron aquí. Siguiendo con su investigación la policía descubrió que era responsable de otras desapariciones. Primero de la familia McSwan. El matrimonio y un hijo. Haigh confeso que en 1945 se ofreció al matrimonio a esconder a su hijo para que no fuese reclutado. Le mató en el sótano donde le escondió golpeándole con un mazo y posteriormente con la excusa de ver a su hijo atrajo al matrimonio al sótano donde los mató igualmente. También en este caso mantuvo que lo hizo para beberse su sangre.

Después asesinó a otra pareja a la que no se había visto desde que abandono un hotel en Brighton en 1948. Como en los otros casos Haigh mantuvo firmemente su deseo de beber sangre y como en los otros casos se deshizo de los cuerpos con ácido.


Pero para su desgracia los psiquiatras que le analizaron llegaron a la conclusión de que era plenamente consciente de lo que hacía cuando cometió los crímenes y que sabía distinguir el bien del mal. No estaba loco, sus teorías vampiricas solo eran un invento para tratar de salvar su vida siendo declarado como enajenado. No lo consiguió y fue ejecutado el 6 de agosto de 1949.Antes de ser ejecutado permitió que se hiciera una copia en cera de su cara y donó su ropa al Museo Madame Tussauds donde se exhibe en la “Camara de los horrores”.

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